Casa Grande de Quintanas de Gormaz

Un indiano a la orilla del Duero.

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La variedad paisajística de Soria es increíble. Ahora estamos en la alta montaña, ahora en un pastizal o en un valle. Su geografía es tan irregular que cambia en un abrir y cerrar de ojos. Parece que nos encontramos en dos provincias totalmente diferentes.

Esta vez nos paramos junto al rio Duero, concretamente en tierras de Gormaz. Estos campos, que presenciaron la lucha del romano con el celtíbero, del moro con el cristiano, son testigos del transcurrir del tiempo, de la historia y de la evolución. Maravilloso escenario para pasar unos días y recuperar la historia de Castilla.

Nos alojaremos en un lugar grandioso, tanto por su porte y medidas, como por la historia que se alberga tras sus muros. Es la Casa Grande de Gormaz, escenario de muchas de las fantasías infantiles que hemos tenido en nuestros cuentos. No, no es una paranoia. Pero no lograremos entenderlo hasta que no hayamos visitado este hotel. Porque todo parece salido de un escenario de antaño.

Fue pionero en el Turismo Rural de la zona, pero hoy su decoración es delicada como una casa de campo inglesa. Esta casa- palacio presenta el marcado estilo colonial de principios del ya pasado siglo XX. La fachada, teñida de tonos blancos y rojizos que hablan de una decoración contemporánea. Sus dos balcones con columnas y torres y otros detalles del interior, que ya iremos descubriendo, atestiguan su notable y majestuosa construcción. Porque fue edificada por una rica familia de la zona que no escatimó en detalles. Para ello usó todo tipo de materiales nobles, entre lo que destaca la madera de nogal, que crea un ambiente con marcada personalidad y aire típicamente castellano.

Fue en 1994 cuando María José Marco rehabilitó este antiguo “palacio de indianos” para convertirlo en hotel, como bien atestigua la palmera que todavía queda. Su destino era crear un ambiente acogedor que recogiera la esencia del lugar y de la tierra en la que se ubicaba. En la época fue un pionero del Turismo Rural, hoy es ya un clásico. Para ello empleó todos sus esfuerzos, con el resultado de haber conseguido su propósito. Hoy, la Casa Grande de Gormaz se ha convertido en un establecimiento de referencia en la provincia soriana.

Las habitaciones, de tamaños variados, son sencillas, con una decoración moderna y sumamente agradable. Sigue guardando cierto clasicismo, aunque presentan algunos detalles y rasgos de modernidad. Eso sí, con su esencia regia y sobria, como los campos castellanos.

Nos dejó impresionados la señorial e imponente escalera del interior, cien por cien de madera. No sabemos el motivo por el que se nos vino a la mente la época en la que las damas vestían trajes con enaguas, puntillas y formas extremadamente marcadas, mientras que los caballeros lucían almidonadas camisas de cuello duro. Como en nuestros días: “vivir en el campo, pero sin doblar el espinazo…”

Después de este alto en nuestro camino, tenemos que tomar un poco el sol y dar un paseo por el jardín del hotel. Además de respirar aire puro, podemos convertirnos en horticultores y revisar la huerta ecológica propia de la casa. También podremos recrearnos unos instantes en el viñedo ecológico de la finca y con los animales de la granja. Y todo con las maravillosas vistas de la Fortaleza Califal de Gormaz, del siglo X, de fondo. Para terminar la jornada, un baño en la piscina, si el termómetro lo permite.

Esta Casa Grande se sitúa en Quintanas de Gormaz, pequeña localidad de unos 200 habitantes. En la antigüedad fue un municipio resinero, de ahí que notemos que algunos de los árboles tengan todavía cortes y que hayan hecho un museo de la resina, recordando los viejos tiempos. Sin duda, merece la pena subir a la Fortaleza Califal de Gormaz y entrar en la Iglesia de San Lorenzo, donde hay que recrearse unos instantes con la contemplación de su retablo. En cuanto a espacios naturales, destaca el paraje de La Fuentes, formado por una serie de manantiales ubicados junto al río Duero. Los amantes de la historia, podrán visitar un yacimiento preceltíbero y un castro y necrópolis celtíberos.

Casa Grande de Quintanas de Gormaz