La Vieja Estación de Morón
Por los caminos de Castilla, uno a veces cae en el "bidón" de las sorpresas.
Sin guías,sin soplón y sin folletos, el destino pone a mano lo que otros intentan guardar. La villa de Morón de Almazán, pequeña, agradable y a pocos kilómetros de Almazán y el Río Duero, conserva con orgullo su arquitectura monumental del siglo XVI, y se enmarca dentro de la herencia plateresca de la villa vecina, rica en patrimonio de templos y palacios.
Uno de los alojamientos más curiosos es el de su vieja estación de tren.
Levantada a finales del siglo XIX, y olvidada durante más de medio siglo, la Vieja Estación de Morón ha sido convertida en un acogedor hotel de seis habitaciones, rodeada de jardines
y de un entorno natural cercano al monte de El Muedo, donde se pueden encontrar numerosos animales. En el exterior, se conserva la vía abandonada del tren por las que es imprescindible realizar excursiones a pie o en bicicleta para integrarse en el apacible paisaje. Si queremos disfrutar del campo soriano este puede ser un buen alojamiento.
En el interior, la decoración ha apostado por la austeridad. La Vieja Estación posee una gran sala con chimenea, donde no paran de crepitar los buenos troncos de roble, que sirve de zona social a las dos habitaciones sencillas y cuatro dobles, todas con baño, que ofrece a los visitantes. Tiene servicio de restaurante donde degustar platos típicos de la región. La rehabilitación del edificio se ha realizado cuidando el estilo de las construcciones ferroviarias de principio de siglo, con algunas referencias ornamentales, en definitiva, un buen escondite para escapar de los últimos rigores varaniegos…